Se puede definir por prácticas culturales las actividades específicas que realizan las personas dentro de un núcleo cultural determinado (artístico, académico, religioso, deportivas, escolares, científicas, etcétera), que están orientadas a la formación y/o a la recreación de las personas.
El niño se desarrolla en un primer núcleo que es la familia donde los integrantes se relacionan a través de sus afectos, emociones, conocimientos, comunicaciones, expectativas y experiencias cotidianas pero también el desarrollo del niño ocurre en contextos y ambientes donde influyen de manera importante los saberes culturales, las prácticas y relaciones culturales donde se hace referencia a aquellas creencias, actitudes, prácticas y comportamientos que comparten los grupos sociales donde en ciertos núcleos las personas se aferran a creencias que son transmitidas de generación en generación.
En cada contexto cultural se promueven prácticas específicas para la educación de los niños. Cada práctica determina ciertas habilidades cognitivas lógicas y sociales, psicomotoras y afectivas necesarias para el desempeño del niño en ese contexto particular. Muchas comunidades reemplazan prácticas culturales propias, por prácticas externas que invaden la educación y en poco o nada contribuyen al desarrollo de los niños.
Los niños llegan al jardín con una serie de conocimientos y saberes culturales que adquirieron en el hogar y en la sociedad y es aquí donde nuestra tarea como educadoras retomar esos conocimientos y saberes de los niños para que a través de actividades didácticas los transformemos en nuevos aprendizajes es decir convertir esos conocimientos y saberes culturales de los niños en objeto de enseñanza.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario